«La poesía es un pensamiento rítmico, igual que la danza: cuando escribo, sigo danzando», afirma Ana Mendiola. Teniendo en cuenta que lleva dedicándose a la danza media vida, estas cartas son el resultado de su experiencia vital. Desde la práctica y pedagogía de la danza ha observado la expresión sincera de las personas derivada de ciertos movimientos que transmiten conductas y sentimientos.
En estas 44 cartas, la autora entrega sus vivencias mediante poemas con los que pretende despertar nuestra imaginación, aspecto imprescindible de la creación para la vida misma, y acercarnos a la belleza y singularidad que habita en nosotros y en la naturaleza.